El pequeño Markel cumple un sueño

El pequeño Markel cumple un sueño

El pequeño Markel cumple un sueño. Este campeón santurtziarra, de 9 años, tiene parálisis cerebral, epilepsia refractaria y otras patologías asociadas que le impiden ponerse en pie por sí solo, lo que no le permite disfrutar de los columpios corrientes. Y al niño le encantan. «Tener un ocio para él es genial. No solemos visitar los parques infantiles por no poder utilizar las instalaciones», lamenta su madre, Iris Infante. Pero la puesta en marcha de un columpio accesible para sillas de ruedas lo ha cambiado todo para Markel, que a partir de ahora podrá disfrutar de este espacio de ocio infantil a unos metros de su casa.

El nuevo elemento, ubicado en el parque Ranzari, en Kabiezes –donde vive la familia–, se instaló hace dos semanas pero por cuestiones de salud –al pequeño le realizaron recientemente una operación multinivel en la cadera– hasta ahora no ha podido inaugurarlo. Y la espera ha valido la pena por ver la cara de alegría de Markel al ser balanceado en el nuevo columpio ante la atenta mirada de sus padres, Iris Infante e Iván Corredor, ilusionados por un pequeño sueño cumplido para su niño.

«Markel ya se había subido a columpios como este en otros municipios –como en Yecla (Murcia), donde hace intensivos de rehabilitación– y sabemos que le gusta, lo disfruta mucho», explica su madre. Aunque esta vez el pobre no ha podido gozar lo suficiente porque «lleva unos días revuelto, venía cansado de estar malito y hasta que se recupere bien está un poco más tiradito. Luego ya lo coge con más emoción». El nuevo elemento del parque Ranzari le pilló por sorpresa. «Estaba sorprendido porque aquí no se había montado nunca. Le gusta el balanceo y reconocía el movimiento, pero estaba asombrado de que hubiera un columpio así aquí. No se lo esperaba», explica Infante.

Dos modos de balanceo

¿Cómo funciona? Al levantar la barra protectora del columpio, se baja una rampa por el lateral para introducir la silla. Ya dentro, con las medidas de seguridad ajustadas, el balanceo puede comenzar, ya sea impulsando desde fuera o desde dentro, porque cuenta con dos tiradores para que el propio usuario sea quien propicie el movimiento.

La madre del niño hace hincapié, además, en que al llegar al parque había tres niños de en torno a 7-8 años subidos en el columpio, exclusivo para sillas de ruedas. Y cuando terminó de balancearse Markel, volvieron a utilizarlo otros de 12 años. «Es difícil que lo rompan porque la silla pesa más, pero es peligroso para ellos porque de pie no tienen una sujeción». De hecho, esta zona de juegos cuenta con hasta tres señales que indican la prohibición de subirse de pie y que el columpio es solo apto para sillas.

Las patologías del niño le impiden disfrutar de otros columpios accesibles como la conocida ‘tela de araña’, por lo que para este campeón –y para otros en su situación– es necesario que la silla tenga su propio espacio. Y esta instalación, única en la comarca, es la respuesta a unas plegarias que comenzaron a finales de 2021. La lucha ha valido la pena por ver sonreír a Markel.

 

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